domingo, 1 de agosto de 2010

Tú...


Eres el que me agarró por la espalda, me empujó contra la pared y rompió mis huesos sin tocarme.

Eres el que se alimentó de mis esperanzas, besó mis alegrías y se adueñó de mis secretos.

Eres el mensajero de mi felicidad frustrada y comandante de mis limitadas sonrisas.

Eres el mar, el cielo, la tierra y el infierno.

Eres el que incendió mi cuerpo, excitó mis piernas y jugó con mi mirada.

Eres tú el infinito. Eres tú, solo tú.

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