Eres el que me agarró por la espalda, me empujó contra la pared y rompió mis huesos sin tocarme.
Eres el que se alimentó de mis esperanzas, besó mis alegrías y se adueñó de mis secretos.
Eres el mensajero de mi felicidad frustrada y comandante de mis limitadas sonrisas.
Eres el mar, el cielo, la tierra y el infierno.
Eres el que incendió mi cuerpo, excitó mis piernas y jugó con mi mirada.
Eres tú el infinito. Eres tú, solo tú.